Ceramica y horno de Serafin.

Pié de foto: Horno de ladrillos refractarios en las Minas de Riotinto. Cocion a leña de piezas de Serafin (espectacular resultado)

Pues bien, creo que no seria de justicia, el que siguiera hablando y mostrando mi ceramica sin antes hacer referencia y, si me lo permite, rendirle un pequeño homenaje, a el amigo Serafin.
Todo el que lo conozca puede confirmar que, aun siendo una persona sencilla, desprendida y humilde, alberga en su interior una potente fuerza creadora, a la que sumandole la experiencia que dá la ceramica con el paso del tiempo, lo convierten, a mi ver, en un artista increible.
La casualidad hizo que, allá por 1998, nos encontraramos. Y charlando, charlando, le comenté que tallaba la madera, asi que me pidió que le hiciera un sello para marcar la ceramica, que el me lo pagaria, a lo que accedí encantado.
Dias mas tarde le llevé el sello tallado en el negro corazon de una encina, e insistió en que le pusiera precio, y cuando le dije que no me debia nada, me obsequió con una pella de barro extraido por el mismo.
Debo decir que yo, nunca jamas me habia interesado por el barro, aunque lo seguia de reojo, no me convencia del todo, me dedicaba plenamente a la talla de madera.
Del barro que me dió saqué dos jarras y un cuenco que hizo mi mujer, y fué así como me picó el gusanillo de la ceramica que practico, al igual que la del maestro Serafin, uso la tecnica del rollo y modelado, sin maquina alguna, armado de una tabla y una piedra para bruñir si fuera necesario, jugando con los engobes y arcillas naturales extraidos de la tierra donde vivo, lo que me llena aun mas, de orgullo.
Pasó el tiempo y perdí el contacto con él, y aunque no estoy seguro de que llegue a leer esto, quiero agradecerle el que pusiera todos sus conocimientos de la materia a mi disposicion, libremente y sin pedirme nada a cambio.

Señores, personas así, quedan pocas...